martes, 31 de julio de 2012

Cap. 2 Sombras

Luís empezó a caminar por las oscuras callejuelas de Barcelona. Se conocía la ciudad como la palma de su mano, y evitaba las calles colapsadas de gente durante el día, por lo que se sabía atajos por las estrechas calles. Andaba casi a ciegas, se sabía tan bien el camino que no necesitaba ver nada. Mientras caminaba, mirando al suelo callado, comenzó a pensar sobre aquel extraño hombre del tren. Slenderman… de las muchas historias que corrían por la Red que Luís leía, Slender sería la que menos conocía. Le parecía una leyenda absurda y con muchos tópicos, aunque la mayoría de leyendas de terror lo son para él. Slenderman consistía en un ser alto, de piernas y brazos muy largos y sin rostro. También se dice que tiene tentáculos y que secuestra a niños… pero Luís no sabía más. En cuanto al misterioso anciano, sí que era sospechoso que conociera la leyenda a esa edad. Dice que un ser le perseguía, ¿sería Slender?
Luís recordó también la efímera visión que tuvo justo antes de salir del tren, desde luego vio algo, pero las luces parpadeantes suelen ser engañosas.
Cuando ya llevaba un buen rato de camino, levantó la mirada del suelo para saber dónde se encontraba. Reconoció el lugar, ya faltaba poco para llegar a casa, pero el aire se había vuelto frío de pronto. Raudo salió de allí y fue a un bloque de edificios específico. Mientras sacaba sus llaves, notó un aire gélido rozándole la nuca, se giró rápidamente a ver que había detrás de él, pero solo vio la oscuridad más allá del portal del edificio. Lentamente, se giró y colocó las llaves en la puerta de vidrio semitransparente. Entró al interior y fue directo a las escaleras y comenzó a subir. Llegó al primer piso y tuvo que girar para seguir a las demás escaleras, y pudo ver una sombra tras el vidrio de la puerta, difuminada. Luís empezaba a creer que el cansancio le estaba provocando visiones, así que no se anduvo con miramientos y subió un par de pisos más. Llegó a su desordenado piso, la mesa llena de botellas y servilletas usadas, la cocina a reventar de platos y vasos por limpiar, y la ropa tirada por el suelo. Luís lo sabía, no era el chico más ordenado de la ciudad, pero tampoco había nadie para replicárselo. Fue a su habitación y apartó la ropa de la mesa y encendió el ordenador, como todas las noches. Pudo ver por fin la hora, eran las tres de la madrugada, pero Luís estaba acostumbrado a pasar las noches en vela y dormirse por la mañana temprano, una vida despreocupada, sin reparos ni prisas… a Luís le gustaba vivir así, cosa que a muchos les molestaba. Luís, rememorando las leyendas de Slender comenzó a buscar por internet historias, datos o cualquier cosa que pudiera ayudarle a entender que podía saber el anciano del ser.
Reunió la información que ya tenía: Ser extremadamente alto, de piernas y brazos largos, trajeado, sin rostro, y en ocasiones con tentáculos. Es asociado con interferencias y fallos en aparatos eléctricos. Sus supuestas apariciones se han producido en una gran cantidad de lugares, muy dispares entre sí.
Luís recordó en ese momento el revólver del anciano, buscó su chaqueta y lo sacó de un bolsillo. Se pensó un buen rato que hacer con él. ¿Para que querría Luís un arma? Se la quitó para evitar que el hombre se suicidara… definitivamente, se decidió a guardarla al fondo de un cajón abarrotado de cachivaches inútiles. Se sentó frente al ordenador y comenzó a buscar información.
Tras una hora de búsqueda, encontrando historias falsas, videos engañosos y fotos trucadas, encontró en un Blog un artículo que, según el autor, fue sacado de la central de policía francesa:
En el artículo aparecía una fotografía con dos niñas y un niño jugando en el parque, mirando a la cámara, y al fondo a la derecha un hombre trajeado, la fotografía tenía un sello con las palabras “poste de pólice, Peumaigre”. El artículo decía asi:
“fotografiado en la tarde del 13/4/1975.  Los niños aparecidos (de izquierda a derecha) son: Diane Eugene, Elizabeth Eugene y Jacques Gilbert. La fotografía fue tomada aproximadamente tres horas antes de la desaparición de Jacques Gilbert. El hombre trajeado de la foto, aunque todavía sin identificar, fue el principal sospechoso de ser el secuestrador del chico. La investigación cerró en 1999”
-Hum… –comenzó Luís– también hay otros casos en Francia… puede que esto tenga alguna relación con ese hombre. –Luís se guardó el artículo en un documento Word y siguió mirando. Pero de pronto, el ordenador comenzó a fallar, teniendo interferencias, el móvil se encendió solo, las luces parpadearon y Luís recibió un calambrazo de un enchufe– ¡Au! ¿¡Que ocurre!?
Luís se levantó de la silla y vio como los aparatos electrónicos comenzaban a fallar y parpadeaban sin parar. Fue hacia la puerta del piso, para ver si también fallaba en el resto del edificio, abrió la puerta y todo iba correcto fuera, así que quitó la corriente del apartamento para no llevarse otro susto. Preocupado porque alguien estuviera toqueteando los cables de luz del edificio, bajó al portal y revisó que todo estuviera en orden. Para su sorpresa, la sombra de antes seguía allí, en la puerta, totalmente estática. Luís se acercó a la puerta, preparó su navaja. Poco a poco agarró el pomo y lo giró, la sombra seguía inmóvil, no obstante, empezaron a salir protuberancias de ella y se movían, lúcidas y desordenadas. Luís tragó saliva, giró el pomo y abrió la puerta. No había nada al otro lado… ¿una visión? ¿El cansancio? No, estaban sucediendo muchas cosas extrañas en muy poco tiempo. Cerró la puerta y subió de nuevo. Trató de encender la luz de nuevo, pero posiblemente un cortocircuito había averiado la luz. Todo estaba a oscuras. Luís fue directo a un armario y sacó una linterna de un cajón, comenzó a buscar velas, otras linternas o fuentes de luz con batería, notó una tenue luz en su cuarto, se acercó para ver que sucedía, y vio que la pantalla del ordenador seguía encendida. Extrañado, se acercó lentamente y vio que se había abierto una Nota Rápida de Windows. La leyó de cerca, solo había una frase, en un idioma extranjero: “Вы наступны”. Luís desconocía aquel idioma, pero por la escritura podía notar a simple vista que tal vez era una lengua eslava o germánica. El ordenador se apagó de pronto, los susurros volvieron a los oídos de Luís. Luís comenzó a andar por la casa, vigilando, una extraña paranoia le envolvió. Con toda la luz de la casa sin funcionar no podía hacer nada más que descansar… ¿pero quién podría descansar después de todo lo sucedido?  Lo único que se le ocurrió fue ir al sofá, en la sala de estar, el único lugar del apartamento mínimamente iluminado por las farolas de la calle. Se sentó, apuntando con la linterna el resto de la casa, vigilando que no hubiera ningún intruso. Luís estaba completamente paranoico, no quería perder de vista ni un segundo a las sombras que se movían por la casa, cuando notó una cálida brisa en su mejilla, miró a la ventana, el sol ya salía, disipando la oscuridad del apartamento. Aliviado, Luís apagó la linterna y comenzó a cerrar los ojos. En un parpadeo, vio una alta sombra que se erguía frente suyo, pero algo le inducía al sueño cada vez más. De la sombra salían numerosos tentáculos, cada vez más y más largos, y aproximándose hacia el chico. Pero Luís cerró los ojos y cayó en el sueño.

(capitulo finalizado
Capitulo dedicado a SilverSoul360, feliz cumpleaños!!! ^^)


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