domingo, 30 de septiembre de 2012

Detalles: cap. 9

si si, ya se que llevo muuucho tiempo sin colgar nada, pero es debido a mi pequeño trauma de la Entrada X ;_;
cosas nuevas... en verdad no muchas. Simplemente esta musica que podeis usar como ambientación:
http://www.youtube.com/watch?v=Bx5zrFG8bVA&feature=channel&list=UL

y tambien que estoy haciendo un mapa de minecraft para el fic de slender :3
mas info del mapa aqui:
http://www.youtube.com/watch?v=_EgCnSeEBmA&feature=plcp
pues nada, chicos
Cuidaos!!

Cap. 9 La Marca


Cuando Luís se había vestido y había salido de su habitación, Jacob estaba desayunando. Sin decirse nada, Luís se sentó en la mesa y comenzó a desayunar con Jacob, al terminar, cogió las llaves del apartamento y abrió la puerta.
-Me voy a comisaría, ¿de acuerdo? –Jacob solo asintió con la cabeza y Luís se fue.
Cada uno haciendo su vida, pensaron que su relación se había vuelto muy tensa en apenas dos días. Uno por la opinión de la policía respecto al otro. Otro por conocer la muerte del padre del susodicho sujeto. Jacob suspiró, queriendo eliminar aquellas sospechas e hizo vida normal. Luís bajó por las escaleras recordando su plan, había pensado una manera “sencilla” de robar las fotografías del Inspector. Repasando el plan una y otra vez, Luís ni se percató de que una neblina cubría sus pies, entre la neblina se movían dos protuberancias negras que le seguían. Luís cerró la puerta del portal antes de que las protuberancias le alcanzaran. Luís no perdió ni un segundo mientras caminaba por las calles sucias y dejadas de Barcelona camino a la comisaría.
Poco tiempo transcurrió cuando llegó al edificio en cuestión y entró. Miró su reloj, antes de hacer nada esperó unos minutos y preguntó en recepción.
-Disculpe, necesito hablar con el Inspector Rafael Rodríguez.
-Ahora no está disponible, está haciendo papeleo –dijo la recepcionista sin apartar la vista del monitor de su ordenador. Luís esperó un rato mirándola, hasta que se le ocurrió que decir.
-Por favor, es bastante importante… dígale que son “Asuntos Familiares” de parte de Luís.
La recepcionista le miró de reojo unos segundos antes de suspirar y levantarse. El chico pudo entrever tras una puerta como la mujer entraba en el despacho del Inspector y hablaba con él. Poco después ambos volvieron a recepción, el Inspector le hizo un gesto a Luís con la cabeza en señal de que le siguiera, una vez llegaron al despacho y se sentaron, el Inspector le miró y respiró profundamente.
-… ¿De qué quieres hablar?
-Pues verá… –Luís miró el reloj de nuevo, todo debía estar según lo planeado– es sobre su hermano, Jacques Gilbert…
-Ya lo sabes todo de él, no te puedo decir más.
-No le creo, estoy seguro de que usted sabe algo que ni la policía ni nadie más sabe… algo de la desaparición de su hermano.
-¿Como eres tan perspicaz…?
-Lo noté cuando se puso tan nervioso el otro día, en cuanto supo que sabía la historia de su hermano sospechó de mí. ¿Que sabe usted, que no quiera que nadie sepa?
-… Cuando era muy pequeño, mi hermano y yo jugábamos en un parque que había cerca de casa de unas amigas, Diane y Elizabeth. Llevábamos aproximadamente una semana allí, jugando cada día. Mi hermano me decía que tenía miedo de “un señor que nos observaba”, por desgracia no le creí. Pero un día, mi hermano se fue al bosque, dejándome solo. Yo era un niño y tenia miedo a la soledad, así que me adentré para encontrarle, y lo vi al lado de un hombre, quien le agarraba el hombro con su pálida mano. Ese hombre es lo que mas nítidamente recuerdo de mi infancia: Era alto, y quiero decir MUY alto. Iba trajeado y caminaba algo encorvado… Y seguro que no me crees, pero… yo diría que no tenía cara.
Luís tragó saliva al oírlo. ¿Por qué el Inspector vio a Slender, pero no es una víctima? Tras eso volvió a pensar en el objetivo, miró de nuevo el reloj, ya era la hora y no había sucedido lo planeado. Comenzó a ponerse nervioso y a sudar.
-¿Hay algo más que quieras saber…?
-Pues… –Luís intentaba inventarse una excusa sin resultado, secándose el sudor que goteaba de su cabello mientras escuchaba los susurros de Slender en su cabeza. Poco a poco entendía lo que decían, parecía un idioma extranjero, tal vez el mismo de la nota que encontró días atrás, Bielorruso. Volvió a mirar al inspector.
-¿Y bien…? –Justo en ese momento, entró la recepcionista, diciendo que alguien había llamado al Inspector– Espera aquí –le dijo a Luís justo antes de salir del despacho.
En cuanto Luís se aseguró de que nadie miraba, se levantó y comenzó a inspeccionar los cajones de la mesa del inspector Rodríguez, buscando las fotografías. Entre informes y documentos varios, había un sobre con el sello policial, en su interior, las fotografías. Comprobó que estuvieran todas, faltaba la de Jacques Gilbert. Comenzó a buscar por los demás cajones, pero ni rastro de la fotografía.
Mientras tanto, Rodríguez contestaba al teléfono.
-¿Rafael Rodríguez…? –dijo una voz de mujer anciana.
-Sí, soy yo. ¿Se trata de alguna emergencia?
-¡Ay hijo, que alegría oírte!
-¿Perdone…?
-¿No eres mi nieto, Rafael Rodríguez Eustaquio?
-No, se equivoca, ¡soy el inspector de policía Rafael Rodríguez Gilbert! –Dijo ya algo enfadado.
-¡Ay perdona hijo! Es que nunca me acuerdo de como era… ¿no conoces a mi nieto? –La anciana comenzó a contarle su vida al inspector mientras Luís buscaba la fotografía.
Desesperado, Luís tiró por error una pequeña foto enmarcada que había sobre la mesa. Al cogerlo y comprobar que no se había roto, vio que era la foto de Jacques Gilbert, hermano del inspector. Pensó en llevársela, pero recapacitó y la dejó tal y como la había encontrado, en cuanto se volvió a sentar, escuchó la voz del inspector en la otra sala:
-Tranquila señora, y no vuelva a equivocarse de número, ¿eh? –tras colgar, volvió a su despacho y se sentó frente a Luís –Perdona la interrupción, pero tuvimos un problemilla en recepción… y bien, ¿hay algo más que quieras preguntarme?
-Supongo que no… simplemente decirle que siento mucho lo de su hermano…
-Tranquilo, no tienes culpa de nada, y tampoco te culpo por que quieras saber de que va todo esto. Llevo detrás del secuestrador de mi hermano muchos años, por eso me hice policía… Y sé que hay algo común en todas sus víctimas, siempre aparece un extraño símbolo cerca de los cadáveres: un círculo marcado con una X que lo atraviesa… Pero tú, Luís, no tienes nada que ver con todo esto, no tienes porqué preocuparte. Ya puedes irte.
Luís se levantó y se fue del despacho, consciente de que el inspector no tenía razón en cuanto a que él no tenía nada que ver.
El Inspector miró la fotografía de su hermano mientras Luís se iba, cuando vio que este ya salía de la comisaría, abrió un cajón, para comprobar que el sobre con las fotografías había desaparecido. Entristecido, se apoyó en la mesa cubriéndose la frente con la mano, Luís había cometido un delito grave, y estaba obligado a detenerle.
Tras salir de la comisaría y comprobar que mantenía el sobre bajo su chaqueta, Luís cogió su móvil y tecleó rápidamente. No tardaron en responder.
-Te debo una, Emilie –le dijo Luís– Muchas gracias. ¡Llamaste en el momento justo!
-De nada, hombre. Pero no me involucres más en tus movidas si tienen que ver con la poli, no quiero meterme en líos.
Mientras tanto, un misterioso personaje escuchaba la conversación en una habitación a oscuras, solo iluminada por los monitores de varios ordenadores y cámaras de vigilancia.
“Descuida, yo tampoco espero meterme en más líos, ¡hasta otra, Emilie!”
Sonó como se colgaba el teléfono, el personaje comenzó a teclear en su ordenador. En una pared de la sala había decenas de fotografías de personas de todo el mundo, en la mayoría estaba sellado el símbolo de Slender en rojo o negro. Entre las fotografías estaban Luís y el Inspector. El personaje terminó de teclear, de los altavoces sonó la voz del Inspector Rodríguez.
-“¿Diga?”
-Deja que el chico siga investigando –dijo la voz masculina del personaje.
-“¿Tú otra vez? ¿¡Quien eres!?”
-No puedes saber la verdad, si la supieras correrías mucho peligro –para Rodríguez, la voz del hombre sonaba distorsionada –Deja que el chico investigue el caso, confía en mi.
-…Solo quiero que me digas algo… ¿Por qué?
-Porque tu vida, la mía, y posiblemente la de muchos inocentes están ahora en sus manos.
El hombre colgó y se miró la fotografía del inspector, marcada con un signo de interrogación, seguidamente cogió la de Luís y la guardó en un cajón de la mesa.
Jacob estaba en el apartamento de Luís, haciendo vida normal. Cogió su móvil al ver que Luís estaba tardando más de lo habitual, pero se dio cuenta pronto de que no tenía batería. “Mierda, a saber donde está el cargador… –pensó– la última vez que lo vi fue en la habitación de Luís”
Jacob se dirigió a la desastrosa y desordenada habitación de Luís, llena de ropa y cables de cargadores y consolas por el suelo. Suspiró y comenzó a inspeccionarla. Tras varios intentos fallidos y poner orden en la habitación, comenzó a inspeccionar los cajones del armario, cuando rozó algo frío y metálico. Dudoso, extrajo del cajón un revólver que se escondía entre la ropa desordenada, lo miró atónito. ¿Qué hacia un revólver en la habitación de Luís? Entonces recordó las advertencias de la policía acerca de Luís. Él había estado en la escena del crimen y fue interrogado, siendo el principal sospechoso. También recordó las reiteradas veces que Luís se iba y nunca decía a donde. Siempre procuraba no hablar sobre su padre o sobre lo que le explicaba la policía. ¿Y si Luís era realmente el asesino de su padre, Frederick? Jacob no podía ni imaginarlo, pero no obstante ahí estaba, las pruebas lo apuntaban, su comportamiento lo delataba, y ahora había encontrado la posible arma del crimen. En ese momento, sonó la puerta del apartamento y los pasos de Luís acercándose.
-¡Ya he vuelto! –Dijo este alegre.
Jacob tragó saliva, si había matado a su padre, ¿que le haría a él si se enterase de que era el asesino? Se escondió la pistola en la espalda y poco a poco se incorporó para mirarle
-Bien, ya empieza a ser tarde… –dijo con la sonrisa más falsa que ha hecho nunca.
-Es que ya sabes como es el Inspector, se enrolla y se enrolla hablando de sus cosas… Por cierto, ¿que haces en mi habitación?
-Em… buscaba el cargador de mi móvil…
-Ah, pues creo que esta sobre la mesita. –Luís se acercó y Jacob comenzó a sudar, la mano de Luís pasó cerca de Jacob, acercándose a la mesa, mientras Jacob se movía hacia un lado y se escondía mejor la pistola. Luís sacó el cargador de entre un manojo de cables sueltos y se lo ofreció a su compañero– ¡aquí tienes! –dijo con una amplia sonrisa.
-G-gracias. Creo que me voy a mi habitación un rato. –Jacob fue raudo y cruzó el pasillo hasta su habitación, donde cerró la puerta y se apoyó en ella. Volvió a mirar la pistola y pensó:
“¿Es Luís un asesino?”