Luís mantenía la vista perdida
en la carretera, observó unos segundos al tembloroso Jacob, quien todavía tenia
los ojos como platos y las manos le temblaban ligeramente. El silencio se
mantuvo unos minutos, ninguno de los dos sabía que decir.
-… Mira, Jacob. No quería que
te enteraras, y menos así… Sé que todo esto debe ser muy “extraño” y confuso
para ti, pero debes confiar en mí. Te llevaré a un sitio donde ambos estaremos
a salvo –Mintió Luís.
-Yo… yo lo único que quiero
ahora es que todo vuelva a ser como antes…
-Eso no puedo asegurártelo… Las
cosas han cambiado mucho… Supongo que querrás saber que era esa cosa. –Jacob asintió,
dudoso, y Luís respondió con un largo suspiro– Se llama Slenderman. Lleva
asesinando a personas desde el 58. Tu padre fue una de sus víctimas. –Jacob esbozó
un rostro que mostraba sorpresa, dolor y paranoia al mismo tiempo– En un
principio, yo era su víctima, y si no le decía a nadie que existía, no me
mataría. Pero, aún no sé porque, tú le viste, y oíste lo que dije, así que
ahora tú te has convertido en la nueva víctima… y ahora me busca a mí para
matarme.
-Oh, dios… Entonces, ¿ahora qué
hacemos?
-Hay una persona que creo que
puede ayudarnos. Le buscaremos y después… Bueno, eso ya lo veremos. –Se produjo
otro largo silencio en el coche, mientras ambos se planteaban multitud de
cosas. Pero entonces Luís dedujo que pensaba Jacob– Tu padre también era una
víctima. Me lo encontré en el tren y… Acabé obligándole a que me dijera quien
le perseguía. Desde aquel día soy una de sus víctimas. Y él está muerto. Lo
siento mucho, de veras.
-… –Jacob tardó en contestar,
pero definitivamente las palabras emanaron solas– Yo al principio lo intenté también.
Los primeros meses desde que murió mi madre, intenté sacarle a mi padre quien
le perseguía, pensando que se trataría de un asesino. Pero al final los médicos
decretaron que estaba loco, así que dejé de preguntar… No te culpo, podría habérmelo
dicho a mí como te lo dijo a ti.
-Gracias por comprenderlo. –Contestó,
esbozando una sonrisa. Se dispuso a decirle algo, pero sonó su móvil. Tras rebuscar
bajo sus pies logró sacarlo de debajo del asiento y contestar– ¿Diga?
-“¿Qué ocurrió? Perdí la
conexión” –Sonó una voz distorsionada.
-La policía me perseguía antes.
Pero ya hemos salido de la ciudad y no nos molestan más.
-“La policía es lo que debería
importarte menos ahora. Tienes que ir a La Cerdaña, concretamente a la frontera
de Francia. Allí está mi laboratorio, donde estaréis a salvo.”
-De acuerdo, vamos para allá.
-“Otra cosa… Recuerda que
Slender puede entrar en tu mente. Sería peligroso para ambos que supiera donde
me encuentro. Procura no pensar demasiado en mí ni en el sitio al que vas.
Tampoco pienses mucho en Slender, cuanto más distraído estés menos
posibilidades hay de que te ataque. Y por último… Tenía una micro-cámara
instalada en el techo de tu coche, ¿que ha sido de ella?”
Luís echó un vistazo atrás,
inspeccionando la abolladura en el capó provocada por Slender, y una diminuta cámara
caída sobre el asiento trasero. La cogió con dos dedos y se quedó mirándola.
-Así que me observabas con
esto, ¿eh?
-“No hay tiempo para
explicaciones. Haz lo que te he dicho y ven al laboratorio. Y recuerda, no
pienses demasiado en él” –La conexión se cortó.
-¿Que te ha dicho? –preguntó Jacob.
-Me ha dicho dónde ir, y me ha recomendado
que no pensemos mucho en Slender.
-Me temo que eso va a ser
complicado… –Dijo Jacob. Aceptando la cruda verdad.
-No perdemos nada por
intentarlo… Charlemos. Dime algo sobre ti, yo te digo algo sobre mí… Ya sabes.
-Bueno… Cuando me siento
estresado juego a videojuegos. A mí siempre me ha gustado jugar a videojuegos
de todo tipo. Y sé que hay gente que gana mucho dinero haciendo videos para compañías
de videojuegos, siempre he querido ganarme la vida de esa manera, pero teniendo
que cuidar a mi padre a todas horas era imposible… Tal vez en un futuro me
dedique a eso y me ponga un seudónimo raro y cómico –Dijo, soltando una suave
risa mientras hablaba.
-Mola… A mí también me gusta
mucho jugar a videojuegos, pero mi pasión es la música… Tengo una mesa de
mezclas con la que puedo hacer todo tipo de música. Ya sabes, Dubstep, techno, Drum
n’ Bass… Hace unos años trabaje en una discoteca, mira. –Luís sacó de la guantera una cartera, y de
esta, una tarjeta de la discoteca y se la ofreció a Jacob. En el reverso ponía “Con
DJ Luís Porter”.
-Así que… Luís con tilde, ¿eh?
-Sí, ya sé que mi nombre “peculiar”.
Mi madre tiene orígenes portugueses y cuando me pusieron el nombre, decidieron
darle ese “toque”. A mí personalmente no me importa, es mi toque personal.
-Bueno, yo creo que es bueno
tener nombres peculiares. ¡Mi nombre es más soso que un filete sin sal! –Ambos rieron
ante el chiste. Pero en el fondo, Luís sabía que esa tranquilidad no iba a
durar demasiado.
Al menos había conseguido lo
que quería: Distraer a Jacob para que no pensara en Slender. ¿Pero cuánto iba a
durar? Quedaba un largo camino hasta llegar a DR, y Slender siempre está
acechando, y ahora es más peligroso que nunca.
A Luís ya no le importaba
sobrevivir o morir a manos de Slender, pero aún le quedaba algo por hacer:
asegurarse de que su siguiente víctima estaría a salvo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario